Los continuos aumentos de la prima en los seguros de decesos están poniendo en guardia a muchos clientes que tienen suscritas este tipo de pólizas. Este incremento vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de modificar este tipo de seguro que cada vez cuenta con menos mercado propio.
Los orígenes de esta modalidad peculiar de seguro se remontan a casi medio siglo, cuando las compañías de seguros decidieron “democratizarse” acudiendo a sectores económicamente débiles de la población, que entonces eran más amplios que ahora, y aumentar así su número de clientes y su cuota de mercado, Con ello, estos sectores débiles podían cubrir a largo plazo los costes derivados de su fallecimiento y no resultar una carga a sus familiares, llegado el fatídico día.
Una cuestión de cultura y edad
Sorprende que este tipo de seguros estén asociados a culturas como es la nuestra, pues otras, como la islámica, ni siquiera conocen esta figura. Las culturas de origen cristiano y, sobre todo, la católica ofrecen una gran acogida a este tipo de seguros. El mercado de seguros español es el más prolífico en este tipo de seguros de Europa. En 2004 el número de beneficiarios de estos seguros ascendía a 26 millones de personas, en este año el volumen de contratación aumentó un 9% respecto al año anterior. Este seguro está extendido en mayor medida a las personas de mayor edad y a las capas medias de la sociedad, siendo poco contratado por los estratos económicos más altos.
Entre los jóvenes apenas tiene arraigo, aunque algunas aseguradoras lo incluyen como cobertura accesoria en seguros de asistencia en viaje. También es frecuente que muchos jóvenes se encuentren asegurados para este riesgo por medio de pólizas contratadas por sus padres, en las que están cubiertos todos los miembros de la familia.
Pagar dos entierros
Junto con esta modalidad de venta señalada para los jóvenes, otra modalidad consiste en presentar esta garantía unida a otras, como junto a garantías de asistencia sanitaria, de hogar, etc. Las modalidades de estos seguros resultan muy variadas, aunque manteniendo siempre una misma estructura, por lo que existen, por ejemplo, pólizas con prima decreciente, en las que conforme va pasando el tiempo se paga una prima de cuantía menos elevada. Los seguros de decesos son un ramo muy rentable para las compañías aseguradoras, tanto por el número de pólizas en activo como por el aumento de las primas experimentado.
Las trampas al descubierto
Las aseguradoras del ramo buscan para la suscripción de estos seguros a gente adulta de no mucha edad. Durante los primeros años de vida del seguro las primas suelen ser bajas, pero cuando el asegurado alcanza cierta edad (más de 70 años ya es considerada por algunas aseguradoras cómo edad alta), a las aseguradoras no les interesa ya tenerlos. Por ello, recurren a diferentes tácticas para intentar que se den de baja o bien, por lo menos exprimirlos económicamente al máximo antes de que se produzca su defunción.
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Una de las tácticas es elevando desproporcinalmente la prima del seguro alegando excesivos aumentos del precio de los servicios funerarios, que si bien han aumentado en un 54% en los últimos cinco años, en muchas ocasiones la relación no es proporcional.
Otro tipo de excusa frecuente es que en numerosas ocasiones, cuando el asegurado alcanza cierta edad y no puede valerse por sí mismo (y sobre todo si es viudo) se va a vivir con algún familiar, entonces, con justificación en el cambio de domicilio producido (si ha habido cambio de ciudad) le comunican igualmente que debe elevar la cuantía del capital asegurado (y con ello la prima). Lo cual pone en entredicho las supuestas coberturas mundiales de las pólizas que suelen hacerse con un suplemento y que dicen que te cubre el traslado fallezcas donde fallezcas. |
Un producto caro con relación a otros
Estos seguros, muy utilizados en el pasado, están abocados a desaparecer en un futuro, al menos en su forma clásica, ya que se trata de un producto muy específico y sobre todo, muy caro. Las primas de los seguros de decesos son muy elevadas en proporción a la contraprestación que ofrecen, que en la mayoría de los casos suele consistir en el pago de:
- el servicio funerario
- los costes del cementerio
- el coste de las tramitaciones relacionadas con los dos puntos anteriores que deban llevarse a cabo.
Observamos que, en el caso de muchas compañías, las mismas cuantías de primas, abonadas en concepto de pago de, por ejemplo, un seguro de vida temporal renovable produciría una contraprestación, en el momento del fallecimiento, mucho mayor con la que se podría contratar los mismos servicios que ofrece el seguro de decesos.
Consejos para no dejarse engañar
No contratar este tipo de seguros. Es preferible otro tipo de seguros (por ejemplo de vida) o incluso se puede decir que es mucho más económico ir metiendo el dinero en un depósito o cuenta.
Si ya se ha contratado y tratan de hacer este tipo de subidas de la prima, el consumidor puede defenderse:
- Comprobando la certeza de tales afirmaciones en que se basa la subida, y para ello sería bueno que se solicitase a cualquier funeraria un presupuesto para realizar el servicio al objeto de verificar los datos de coste proporcionados.
- Tras estas comprobaciones. Hacer cuentas y ver cuanto superan los gastos de funeral y traslado el capital cubierto; pues lo más seguro es que nos sea más rentable no aceptar el aumento del capital asegurado, mantener el capital asegurado inicial y con ello la prima a pagar y cuando llegue la hora del fallecimiento correr por tu cuenta con el importe que exceda del capital asegurado.
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